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ARTÍCULOS DE OPINIÓN

ESTADOS UNIDOS Y LA PROHIBICIÓN

Joan Manuel Riera Casany
Voluntario Social


Estados Unidos ha sido tradicionalmente, y lo sigue siendo, el paladín y abanderado de las políticas prohibitivas contra las drogas de tan reconocido fracaso.


Veamos un poco de historia sobre la prohibición.


HISTORIA


La Convención Internacional del Opio (International Opium Convention) firmada en La Haya el 23 de enero de 1912, fue el primer tratado internacional sobre el control de drogas, hace pues 99 años, casi un siglo de la primera norma prohibitiva contra las drogas y ha pesar de ello y de los tratados prohibitivos posteriores han sido un completo fracaso ya que el consumo y el trafico han aumentado año tras año.


El 19 de febrero de 1925 se firmó una revisión de la Convención Internacional del Opio, que entró en vigor el 25 de septiembre de 1938.[] La misma introdujo un sistema de control estadístico para ser supervisado por la Brigada Central Permanente del Opio, un organismo de la Sociedad de Naciones. Egipto, con el apoyo de China y de Estados Unidos, recomendó incluir una prohibición para el hachís en la Convención, y el subcomité propuso un texto. India, y otros países rechazaron esta propuesta, alegando costumbres sociales y religiosas y la existencia de plantas de cannabis silvestres que complicarían la implantación de esta propuesta. No obstante se negoció un acuerdo[] mediante el cual se acordó la prohibición de exportar cannabis indio a países en los cuales estuviera prohibido su uso, y exigiendo a los países que lo importasen firmar certificados que afirmasen que el uso de la mercancía se justificaba "únicamente para fines medicinales o científicos". Se exigió también a las partes "ejercer un control efectivo para prevenir el tráfico ilegal internacional de cannabis indio, y especialmente de la resina." De todas formas estas restricciones dejaron un espacio significativo para que los países autorizaran la producción, el comercio nacional, y el uso de cannabis con fines "lúdicos".


El presidente Franklin D. Roosevelt, sancionó un decreto contra la marihuana en 1937.que al despenalizar el alcohol, trasladó la paranoia que lo había rodeado al entorno de las drogas.


El magnate Randolph Hearst perdió 800.000 acres de terreno en México, arrebatados por Pancho Villa. Hearst debía gran parte de su fortuna a la producción de papel a través de la industria maderera y le interesaba eliminar cualquier competencia con el papel de cáñamo mexicano, así que inició una cruzada mediática a través de sus periódicos en la que satanizaba el consumo del cannabis y lo presentaba ante la opinión pública como una droga socialmente devastadora. Hearst en sus artículos desarrollaba teorías racistas en las que explicaba como "los negros y mexicanos" se convertían en bestias asesinas bajo los efectos de la marihuana. A Hearst se le unió Harry J. Anslinger en 1930, al frente de la oficina federal de narcóticos, que exponía un compendio de teorías racistas sumadas a los artículos de Hearst. A ambos se les unió la industria petroquímica, que acababa de patentar el Nylon y quería cortar la competencia proveniente de los tejidos de cáñamo. Incluso veían con recelo las investigaciones de Henry Ford, que buscaba un combustible derivado del cáñamo. A la misma causa se sumó la industria farmacéutica que por entonces había identificado usos medicinales concretos del cannabis y quería evitar que el público pudiera cultivar su propia medicina. Así, la cuestión del cannabis concluyó en USA en 1937 con el "Marijuana Tax Act" donde se promulgaba su prohibición total y con la opinión pública convencida de que se trataba de una peligrosa "droga dura" a pesar de no haber evidencia científica de que fuera más dura que el alcohol o el tabaco. Curiosamente, la declaración de independencia de este país fue redactada en 1776 sobre papel de cáñamo. []


En marzo de 1961, la Convención Única de Estupefacientes de la ONU fue firmada una declaración que establece un marco de fiscalización de los estupefacientes, los Estados se obligan a adoptar las medidas necesarias para que el cultivo y la producción, fabricación, extracción, preparación, posesión, y oferta, entre otras actividades, se consideren como delitos si se cometen intencionalmente y sean castigados especialmente con penas de prisión u otras penas de privación de libertad, y se crean las famosas cuatro listas según su peligrosidad siguiendo criterios con los que muchos científicos no están de acuerdo. Durante los últimos 50 años, la prohibición mundial de drogas ha entregado el monopolio sobre las sustancias ilegales a grupos criminales que son ávidos por naturaleza y evitan cualquier responsabilidad. Hoy, las drogas son fácilmente disponibles a todos, incluyendo los niños. Hasta entran en las prisiones, también en Europa y los Estados Unidos, donde se supone que los sistemas de control son herméticos.


El 17 de junio de 1971, Nixon anunció en un mensaje al Congreso "un ataque a todos los niveles al problema del abuso de drogas en Estados Unidos", que identificó como el "enemigo público número uno" del país.


Así “la guerra contra las drogas”, cuya duración prevista era de cinco años, pasaría a convertirse en una estrategia continuada por las siete administraciones siguientes y y que fue y sigue siendo el motivo de arrestos, extradiciones, ayuda militar e intervenciones armadas en Colombia, México o Panamá.


También Ronald Reagan, animó a los gobiernos latinoamericanos a imitar sus pasos, criminalizar la droga y combatir su tráfico como un asunto de la más alta prioridad nacional.


A las grandes potencias no les interesa el objetivo “un mundo libre de drogas “fijado en la Convención de la ONU para el periodo 1998/2008 ya que el narcotráfico esta, desgraciadamente, potenciando su economía.


Estados Unidos y organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), pretende acelerar este proceso de globalización que es muy beneficioso para los países ricos, las multinacionales y los negocios ilegales pero tristemente fatídico para los países pobres en los que su riqueza disminuye o se estanca.


La Convención de la ONU sobre drogas celebrada recientemente en Viena a pesar de reconocer los fracasos de la actual política da más de lo mismo para el periodo 2009/2019. Seguiremos con tolerancia cero al uso de sustancias declaradas ilícitas y nada de políticas de reducción de daños. Una prueba evidente del terrible error que se esta cometiendo es que texto final de la declaración no pudo ser consensuado al oponerse 26 países, la mayoría europeos, que intentaron infructuosamente que el concepto de Reducción del daño se incluyera en el texto.


 


RESULTADOS


 


En las últimas cuatro décadas, el Gobierno estadounidense ha gastado más de 2,5 billones de dólares en la guerra contra las drogas y ha arrestado a más de 40 millones de personas por delitos relacionados con el narcotráfico y la posesión de sustancias.


Sin embargo, el número de usuarios ilegales de estupefacientes en Estados Unidos ha seguido aumentando hasta rozar hoy los 20 millones, en un mercado en el que las drogas son cada vez más baratas, más potentes y más fáciles de conseguir.


Lo que a principios del siglo XX era considerado un problema de salud, fue convertido por el puritano y fanático gobierno de Estados Unidos en una guerra continental. Y aún hoy es la presión estadounidense la que impide a los gobiernos latinoamericanos legalizar la droga y regresarla al humilde ámbito de las decisiones personales.


La guerra mexicana se libra con armas compradas en Estados Unidos. ¿A cuánto asciende el gasto del Estado mexicano en armas? La cifra no es pública, pero si se considera que el gasto total de la guerra rebasa los 10 billones de dólares. Más o menos el mismo gasto que los narcotraficantes mexicanos deben haber comprado en las armerías de Texas, donde adquieren desde pistolas hasta sofisticadas armas de asalto.


No sólo Estados Unidos no está dispuesto a prohibir la venta de armas a los criminales mexicanos: la protege celosamente, como al negocio billonario que es. Una nueva ley, capitaneada por los armeros protege la información sobre la venta de armas. Nadie se puede enterar de quién compró qué arma ni a qué precio. La mayor parte de las ganancias del narcotráfico se invierte en Estados Unidos. Y si las leyes mexicanas que permitieran descubrir y penalizar el lavado de dinero se aplicaran, puede esperarse que todavía más dinero del narcotráfico fuera a parar a Estados Unidos.


Estados Unidos verbalmente apoya la guerra y da y vende armas al Ejército Mexicano, mientras protege la venta de armas a los narcotraficantes y acepta su dinero en sus bancos. Nominalmente criminaliza el consumo de drogas y veta su legalización.


¿Cuándo han llevado a juicio a un banquero de Wall Street por aceptar dinero de un capo mexicano? Nunca, y probablemente nunca lo harán. . Para colmo Antonio Maria Costa, director ejecutivo de la Oficina Contra la Droga y el Delito de Naciones Unidas (UNODC) ha manifestado que el dinero procedente del tráfico de estupefacientes ha sido usado para mantener bancos a flote en la crisis financiera mundial.


Estados Unidos verbalmente apoya la guerra y da y vende armas al Ejército Mexicano, mientras protege la venta de armas a los narcotraficantes y acepta su dinero en sus bancos. Nominalmente criminaliza el consumo de drogas y veta su legalización.


Además por una parte el glifosfato, usado por Estados Unidos para erradicar las plantaciones de coca en Hispanoamérica y los productos usados por los narcotraficantes para la obtención de la cocaína, a partir de las hojas de coca, están devastando el medio ambiente haciendo grandes destrozos en la biodiversidad y los humanos.


Con todo ello son 40 millones los consumidores en Estados Unidos de drogas ilegales, y no solamente es el mayor consumidor de drogas en el mundo sino también se ha convertido en uno de los mayores productores de marihuana al alcanzar las 10 000 toneladas métricas anuales y cuyas cifras son mayores que la de alimentos como el maíz y la soja. La comercialización reporta “beneficios” en Estados Unidos por más de 100.000 millones de dólares anuales que también ayudan a mover la economía en una sociedad donde el consumo es la base del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).


Son numerosos los informes que relacionan a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con el tráfico de drogas para emplear el dinero en desestabilizar gobiernos o crear campañas adversas contra naciones que no se pliegan a sus exigencias. Como van a permitir legalizar las drogas con tantos intereses ocultos y nada edificantes.


Irremisiblemente surge la pregunta ¿Cuales son los verdaderos intereses de Estados Unidos en la titánica defensa de las políticas de prohibición de todas las drogas? Claro está que menos las legales.


Mientras se esta produciendo la narcoglobalización de los traficantes y organizaciones criminales agilizando sus conexiones y con ello cada día aumentan su poder hasta limites impensados, blanqueando su dinero en los paraísos fiscales e invirtiéndolos en empresas legales, inmobiliarias, multinacionales y como hemos visto hasta en la banca. Con el tiempo son capaces de dominar la economía mundial si no se le pone remedio.


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