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Los días contados del 'botellón'

Diario: El Mundo

Fecha: 21/06/2002

Palabras clave: Botellón, Legilación Regional, Consumo

Tema: Alcohol

'Ley seca'. Es el principio del fin. Para quienes lo disfrutan y para quienes lo padecen. En 30 días beber alcohol en la calle será ilegal, bajo pena de 300 euros
Los días contados del 'botellón'



Se acabó. El botellón que se atraganta a vecinos y políticos tiene los días contados. Exactamente, los 30 que tardará en entrar en vigor la legislación regional que prohíbe el consumo de alcohol en la calle. Sobre el papel se bautizaba oficialmente ayer como Ley de Drogodependencias y Otros Trastornos Adictivos, después de que el Partido Popular aprobara en solitario el texto en la Asamblea.
Tras meses de protestas y polémicas enfrentadas, la prometida ley seca llega a su meta, dispuesta a lograr, bajo amenaza de multa, que la bebida graduada sólo riegue penas y alegrías en lugares cerrados. A no ser que salga el sol (habrá que sentarse entonces en una terraza para poder consumir legalmente al aire libre) o que se celebren fiestas patronales.
Y tomarse una copa o un botellín en una acera se complica tanto como comprar botellas y latas. La nueva ley echará el candado a las barras de gasolineras, áreas de servicio, tiendas sin una licencia especial y máquinas automáticas.
El abanico de potenciales infractores se abre (desde el que vende hasta el que compra alcohol) y en cada uno de sus pliegues reserva una sanción que depende de la gravedad de la acción. Por ejemplo, el practicante del botellón que no abandone tal afición tendrá que pagar con trabajos en beneficio de la comunidad, castigos ejemplarizantes (limpieza de calles o cuidado de ancianos) para compensar a quienes más perjudica.
Sucederá así siempre que los responsables del incumplimiento de la ley accedan. Su consentimiento es requisito, pero en caso contrario, deberán pagar una multa que puede oscilar entre los 300 y los 30.050 euros. De nada servirá para atenuar la culpa que el infractor sea menor, porque en tal situación, serán sus padres los que tengan que aflojar el bolsillo.
Y ellos, los progenitores, recibirán una llamada cada vez que sus hijos beban más de la cuenta o sufran una intoxicación por consumo de drogas. La legislación obliga a los facultativos de la Comunidad de Madrid a informarles cuando atiendan a un menor por cualquiera de estas causas. Si nadie contesta al teléfono, el asunto pasará directamente a la Fiscalía de Menores.
El tabaco, otra de las drogas legales, también será más difícil de comprar por aquéllos que no hayan cumplido los 18 años. Sólo con la mayoría de edad se podrá adquirir un paquete de cigarrillos sin temor a una sanción. Además, nadie deberá dar una sola calada si está cerca de una mujer embarazada, independientemente del lugar donde se encuentre.
Grave y muy grave
Pero las sanciones más elevadas se impondrán a quienes faciliten o inciten a la comisión de infracciones. El texto considera «grave» la publicidad de tabaco o alcohol dirigida a menores o la que los utilice como reclamo para su promoción, así como anunciar estos productos en administraciones públicas y colegios, entre otros supuestos de incumplimiento. que penalizará con multas que oscilan entre 30.051 a 60.000 euros.
La cifra se eleva hasta los 600.000 euros para castigar las infracciones «muy graves», entre las que se encuentra la venta de alcohol a menores.
Pese a lo que pudiera parecer, no todo es prohibir en la nueva ley. El texto regula los recursos asistenciales para los tratamientos de desintoxicación, rehabilitación e integración de drogodependientes, a los que considera víctimas de «enfermedades comunes con repercusión en las esferas biológica, psicológica, social y familiar».
Se ampara la legislación en loables objetivos como «promover hábitos de vida saludables» y favorecer «una cultura de la salud que incluya el rechazo al consumo de drogas» para poner en marcha sus 72 artículos, que esperan su publicación en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid para entrar en vigor.
Además, la Administración regional se obliga a guardar el puesto de trabajo a los empleados que necesiten asistencia terapéutica por una adicción. Será el primer paso para intentar que también las empresas privadas emulen a la Comunidad de Madrid.
No es la única novedad. Con la ley se creará el Observatorio Regional sobre Drogas, como un órgano técnico de asesoramiento científico, y de recogida y seguimiento constante de la información.Allí se analizarán los estudios epidemiológicos, encuestas periódicas y las líneas de investigación que se compromete a desarrollar la Consejería de Sanidad en la ley.
El texto aprobado contiene siete enmiendas del PSOE (que presentó más de 120), 10 de IU (que propuso 48) y 50 aportadas por el PP, entre ellas, las que corrigieron a la baja algunas sanciones previstas por el Gobierno. Ayer, aunque los diputados de IU no asistieron al pleno de la Asamblea por la huelga general y sólo dos socialistas comparecieron para votar en contra, la oposición dejó constancia de su rechazo.
El PSOE e IU sostienen que algunos aspectos de la ley, especialmente el de la prohibición de beber en la calle o el de la venta de alcohol a menores en determinados comercios, no van a ser «aplicables» ni en el plano jurídico ni en el policial. Auguran, además, la modificación de la ley «en un corto periodo de tiempo», ya que, a su juicio, el texto de la normativa regional contradice «en muchos aspectos» al proyecto de ley de prevención del consumo de alcohol del Gobierno central.

Nada de 'minis' en el «campus»
La llamada ley antibotellón también pretende terminar con una de las costumbres preferidas de los universitarios, sobre todo cuando llega la primavera: tomarse un par de minis sentados en el césped de su facultad.
Dentro de 10 días, cuando la nueva normativa entre en vigor, estará prohibida la venta, suministro y consumo de bebidas alcohólicas en los centros dependientes de la administración.
En esta terminología se incluyen colegios, universidades, centros de servicios sociales, polideportivos y hospitales, entre otros.La excepción a la regla: el vino y la cerveza (bebidas con menos de 18º) y en sitios determinados, como las cafeterías.
Ahora habrá que reconvertir las máquinas expendedoras de bebidas, situadas en los pasillos, para que no vendan la típica lata de cerveza, además de formar guetos en la cafetería para poder fumar y beber a tus anchas. Eso sí, sólo productos nacionales.
Con todo, beber en el campus tendrá, tras la nueva norma, una doble sanción: multa económica, por tomar bebidas alcohólicas en un sitio no autorizado, y multa de trabajo comunitario, por sacar el alcohol a la calle.

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