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ARTÍCULOS DE OPINIÓN

Trato y tratamiento a la adicción a las drogas

Andrés López, Educador y antropólogo

Por drogas podemos destacar las legales e ilegales, ambas entrarían en esta breve explicación de cómo tratar y someter a tratamiento a las personas que padecen esta desdicha. Porque no existe un manual en el que los familiares, amigos, conocidos, etc., sepan cómo tratar esta adicción que llega a denominarse como una enfermedad.
Normalmente, las personas llegan al alcance de las drogas por diversos motivos: por influencias familiares, amigos, situación del barrio en una zona desfavorecida, por problemas psicológicos, sociales, o simplemente por otras circunstancias que llevan a cualquier ser humano a probar las drogas y a encontrar su antídoto contra la complejidad de la sociedad en la vivimos. Pero ante todo estos motivos, deberíamos pararnos a pensar si por otra parte algo se está haciendo mal para que cada vez más jóvenes, en edades más tempranas, estén iniciándose en el consumo de drogas blandas, como puede ser el consumo de alcohol. Digamos que del ritual se ha pasado a ver este fenómeno como algo normal. Al menos esa es la sensación que cualquiera de nosotros puede apreciar cuando observa en la vía pública a jóvenes menores de edad consumiendo el conocido “botellón”; cada vez se inicia antes este fenómeno, y en casi todas las fiestas y celebraciones, el alcohol está presente.
Pero, ¿qué ocurre cuando somos permisivos ante este fenómeno de botellón? Pues sucede, que de este tipo de adicciones se pasa al cannabis y de ahí a un consumo excesivo que a veces no se puede controlar, y posteriormente empiezan los primeros problemas con la familia. Y la familia no siempre sabe cómo controlar este tipo de situaciones. De manera que se puede llegar a generar un estigma, que en vez de ayudar en la adicción, se provoca el caos; el consumidor adicto no se reconoce así mismo como tal, y rechaza cualquier tipo de tratamiento y consejo. Es entonces cuando los familiares deben recibir instrucciones o consejos de la mano de profesionales. Ser padre, madre, hermanos/as, etc., con ciertos dotes de experiencia en la vida, no hace que sepas controlar todas las situaciones que suceden durante nuestra experiencia que vivimos. Por eso es necesario saber cómo controlar la situación en las primeras fases ante los familiares adictos al consumo drogas.
No existe un método terapéutico, sino muchos, y cada enfermo tendrá el suyo específico porque dependerá del resultado patológico que se determine. Tampoco servirá siempre las “sabias palabras” de la figura paterna o materna, hermanos u otros familiares. Tener una buena predisposición con consejos subjetivos, podría reinvertir la situación, y en vez de ayudar, estaríamos empeorando la situación; “ninguna persona adicta, desea escuchar que es un drogadicto o que tiene serios problemas”. En cambio, afrontar una situación de estas características con pautas de trabajo y buscar soluciones mediante estímulos, puede resultar más beneficiario para quien padece adicción a ciertas drogas.
Hay que tener en cuenta que vivimos en una sociedad vertiginosa, con cambios acelerados y con un amplio panorama competitivo. Todo sucede más deprisa, muchos caprichos consumistas se pueden adquirir rápidamente, lo que es ahora, en cuestión de minutos, horas o días, se convierte en pasado, y de nuevo se vuelve a empezar. Vivimos constantemente a un ritmo frenético de vida que necesitamos constantemente ser convalidados por la sociedad, adaptarnos a la sociedad de masas y estar a la altura de nuestro alrededor. Pero sin darnos cuenta, vamos sufriendo un desgaste, cambios de pensamientos y alteraciones en nuestro comportamiento. A veces, no todo el mundo está preparado para afrontar esta dura realidad que hemos construido, y de ahí que muchas personas necesiten acudir al mundo de una derivada medicina, como son las drogas, y que hay que conocer muy bien este campo si no se quiere caer en el mundo de desolación, donde encontrar una salida, es a veces a través del consumo de drogas.
Caer en el mundo oscuro de las drogas, implica una pérdida de tiempo en nuestro espacio de vida, y lo que se siente con los efectos de la droga, no ayuda a ver con claridad los problemas ni a reflexionar del porqué de nuestra existencia en la Tierra. En cambio, desaprovechamos la gran oportunidad de vivir esta vida y coincidir con quienes más se preocupan por nosotros.