Diario: Xornal.com
Fecha: 03/02/2002
Palabras clave: Drogas, Producción, Consumo
Tema: Drogas
Guillermo Gaviria : "¡Legalicen la producción y el consumo de drogas!"
Está al frente de la Colombia más golpeada por la violencia. Pero se empeña en la paz.
Gobernador de Antioquia
Medellín (Colombia), 1962
Ingeniero de minas
Exdirector del Instituto Nacional de Vías (Invías)
NÚRIA Navarro.- Antioquía desprende el ferruginoso olor de la sangre. La guerrilla y los paramilitares se reparten la media de 15 muertos diarios del departamento colombiano. El narcotráfico hace el resto. En el ojo del infierno, el gobernador Gaviria ondea la bandera blanca. Se ha impuesto la tarea de inocular en los antioqueños la cultura de la paz. Y nada lo arruga.
--Un asesinato cada dos horas.
--¡Más de 7.000 asesinados el año pasado! Si uno reacciona emocionalmente a eso, termina teniendo ganas de apagar el fuego con gasolina.
--Y usted no las tiene.
--No. El propósito de un gobernante es construir un camino distinto. Siento que, desde los ideales revolucionarios de transformación social, la herramienta más revolucionaria es el uso de la no violencia.
--De momento, siguen contando muertos.
--Lamentablemente, tras vivir 40 años con la violencia, nos hemos acostumbrado. Yo suelo utilizar la metáfora de la rana.
--¿Cómo es esa metáfora?
--Si mete una rana en una olla con agua hirviendo, el bicho da un brinco. Pero si la mete en agua fría y, poco a poco, va subiendo la temperatura, la rana resiste y entra en un estado de letargo. Eso le ocurre a la sociedad antioqueña y colombiana.
--¿Son peores las aguas paramilitares que las de las FARC?
--Ambas son formas equivocadas de pretender resolver los desequilibrios sociales, que efectivamente existen. La guerrilla ha terminado generando una reacción indeseable, que es el paramilitarismo, y los dos destruyen la legitimidad del Estado. Es oponer violencia a violencia.
--¿Qué hacer?
--Yo he puesto en marcha el Plan Congruente de Paz. Es un plan estratégico para toda la sociedad antioqueña. Invitamos a los cinco millones y medio de habitantes, así como a los actores armados, a debatir por qué tenemos conflicto, a proponer soluciones, a asumir compromisos. Y el ejemplo de España ha sido inspirador.
--¿Inspirador?
--La reacción de España ante algunos de los atentados de ETA en los últimos tres años es ejemplar. El país ha respondido al crimen levantándose pacíficamente.
--El problema, señor gobernador, es que ETA sigue operativa.
--Cierto. Pero han logrado algo importantísimo: una fortaleza enorme y una conciencia colectiva de lo devastadora que resulta la utilización de la violencia. Eso nos señala el rumbo de cómo podemos preparar a la sociedad mientras se llega a acuerdos de paz.
--¿Y qué hay del rumbo marcado por Pastrana?
--El presidente Pastrana ha mantenido el pulso firme, pero a su proceso le ha faltado nación.
--No sé si le comprendo.
--Pastrana ha apostado todo su capital político al proceso de paz con las FARC. Pero lo ha manejado de una manera excluyente y personalista. Ha jugado a construir su paz. Lo que le deja en desventaja respecto de la solidez y el peso de las FARC, que no ha rebajado la intensidad de la violencia. Por eso, la sociedad siente que se ha despreciado su buena voluntad. Atravesamos una etapa crítica. Afortunadamente, la presión internacional contribuye a que se mantenga el proceso.
--Y el narcotráfico, a que se mantengan guerrilla y paramilitares.
--El narcotráfico ha destruido el tejido social de Antioquia, y pretender que el problema se resuelva en los bosques de Colombia es un grave error. La comunidad internacional, y en especial EEUU, tienen una corresponsabilidad en la lucha. Les toca mirar en su patio interior. El motor del narcotráfico es la demanda y lo que lo fortalece es el carácter ilegal de las drogas.
--¿Sugiere que se legalicen?
--Lo sugiero. ¡Legalicen la producción y el consumo de drogas! La comunidad internacional debe despojarse de la máscara que utiliza frente al negocio global del narcotráfico.
--Oiga, ¿no estaba más tranquilo controlando carreteras nacionales?
--(Ríe) A veces también yo me pregunto si seré un poco masoquista. No, bromas a parte, recibí la influencia de un padre comprometido con el Estado. De él aprendí la grandeza del ejercicio de la política y el amor a Colombia. Me sembró la vocación de ser un servidor público.
--Aun a riesgo de perder la vida.
--Vivo en medio de un conflicto y seguramente soy blanco de la violencia. Pero tengo la conciencia tranquila. Y la tranquilidad proviene de la convicción de que cada uno de los 125 municipios de Antioquia podría convertirse en un pequeño paraíso. Nuestros recursos son inmensos. ¡Ser paraíso está tan al alcance de la mano! ¡Hay que trabajar por ello!
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