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Artículos de prensa

«El narcotráfico es síntoma de la enfermedad de Colombia»

Diario: El Mundo

Fecha: 10/06/2002

Palabras clave: Narcotráfico, Colombia

Tema: Narcotráfico

«El narcotráfico es síntoma de la enfermedad de Colombia»

ANA MARIA DAVILA

BARCELONA.- Le rodea una inevitable aureola de héroe romántico.Habla de ello su juvenil pasado como guerrillero del Ejército Popular de Liberación y su actual prestigio como cineasta de culto, autor de filmes de ácida ironía como La estrategia del caracol o Golpe de estadio. Y también, su inteligente mirada parapetada detrás de unos pequeños cristales. Residente en España desde hace dos años, el colombiano Sergio Cabrera visita Barcelona donde participa en la producción del musical Las mil y una noches, que mañana se estrenará en el Teatre Novedades.
Dirigir un musical flamenco parece alejado de su quehacer habitual.
Mi padre era español, así es que toda mi vida he estado muy cerca del flamenco. Sin embargo, cuando Tito Losada me lo propuso no estaba seguro porque mis conocimientos sobre el género eran incipientes.
¿Ha aplicado su visión de cineasta a este montaje?
Me he planteado una puesta en escena muy agresiva, como si fuera el montaje de una película. Se trata de establecer un ritmo que no dé tiempo al espectador a pensar, a salirse del espectáculo.
¿Y para eso usa una escenografía muy sofisticada, con decorados virtuales?
La idea del montaje, que no es mía, se basa en usar mecanismos audiovisuales para crear ilusión. Estoy convencido de que un espectáculo tiene que ir adornado de sugerencias atractivas y modernas para atraer a un público que no necesariamente sea conocedor de ese género.
¿Y esto lo dice un cineasta que no tiene nada de comercial?
No soy comercial porque no escojo temas comerciales, pero en mis películas utilizo muchos recursos técnicos. Huyo de las ideas del cine comercial, pero pienso que el cine tiene que ser un gran espectáculo que haga que la gente se emocione.
¿Qué pasa con su documental sobre Pablo Escobar?
Está rodado en un 80 por cien, pero hemos interrumpido el trabajo hasta la toma de posesión del nuevo presidente, puesto que en épocas preelectorales es normal que se exacerben los ánimos.Y la herida de Pablo Escobar todavía está abierta.
¿Por qué le interesa?
Llevo mucho tiempo interesado en Escobar porque se trata de una persona que ha marcado definitivamente la vida de Colombia.Por él ha cambiado la Constitución, las costumbres, los medios de transporte, la economía. Y si no se hace una lectura profunda de lo que sucedió, existe el peligro de que se repita.
Pero usted dice que éste es un documental sobre la imposibilidad de decir la verdad.
La conexión entre Escobar y la sociedad es tan profunda que mucha gente prefiere callar. Busco explicar las razones del fenómeno y que el narcotráfico sólo es síntoma de la enfermedad que sufre Colombia.
¿Y hay remedio?
Estoy seguro de que sí, pero la solución es dolorosa y tomará tiempo. Colombia es un país ideal para hacer un gran experimento de democracia moderna.
Militó en la guerrilla, ¿salió por desencanto?
Salí de la guerrilla después de que me mandaran a China. Al estar fuera comencé a sopesar de otra manera las cosas. En los 70, en Colombia, la guerrilla tenía una justificación moral y política, pero luego, cuando la Constitución permitió acceder a cambios , esa justificación desapareció. Una fuerza insurreccional sólo se entiende cuando no existen otros mecanismos.
No es el caso de ETA, claro.
ETA tendría más éxito político en una lucha democrática que en esa carnicería que están haciendo.
Por cierto, ¿su presencia en España es obligada?
«Sugerida» por una organización de extrema derecha. Mientras fui cineasta me toleraron, pero el ser diputado me convirtió en incómodo.
Cree en la necesidad de redefinir la política de izquierdas.
Aquí en Europa se ha perdido el espíritu de lo que la izquierda significa y por eso veo necesario un regreso a las fuentes del humanismo, del romanticismo, y comenzar a soñar con un mundo mejor, no con una casa mejor. En América Latina, en cambio, hay aún algunas tareas pendientes, pero todos vamos para el mismo sitio, aunque por caminos distintos y a diferentes velocidades.