Diario: La Vanguardia
Fecha: 05/07/2002
Palabras clave: Botellón, Playa, Turistas
Tema: Alcohol
El Ayuntamiento riega la arena con el agua salada de 20 surtidores repartidos por la playa con el objetivo de expulsar a los turistas que están de fiesta
Botellón "beach"
Decenas de turistas invaden de noche la playa de Lloret para consumir alcohol
PEP TABERNER
LLORET DE MAR El sol se pone y la playa de Lloret se transforma. Los bronceados y apacibles turistas recogen toallas, sombrillas y colchones hinchables y se retiran al hotel a descansar. Tras sus pasos, una muchedumbre de hábitos nocturnos se apodera de la arena. Son jóvenes, extranjeros y buscan desesperadamente "la fiesta". Llevan poco dinero en los bolsillos y sacian la sed a base de litronas de cerveza y cubalitros caseros. "Los cócteles salen demasiado caros en la discoteca. Por eso compramos el alcohol en el supermercado", arguyen.
A pesar de los esfuerzos del Ayuntamiento, todas las noches de verano decenas de turistas se concentran en la playa de Lloret alrededor de un botellón. Beben en grupo y fuera de la ley, ignorando la reciente prohibición del Gobierno de concentraciones callejeras en torno al alcohol. Tampoco saben que en el verano de 1999 Lloret comenzó a aplicar una ordenanza que penaliza el consumo de bebidas espiritosas en la calle a partir de media noche.
"Lloret es ideal para pasar las vacaciones. Hay muchos bares, discotecas y chicas guapas." Jackob, un alemán de 18 años, visita la Costa Brava por segunda vez. Habla un inglés con cierto deje etílico. "Esto es mucho mejor que Grecia, aunque un poco más caro." Llega a la playa acompañado de su colega Henry, de 20 años. Ambos se abrazan y brindan con cerveza. "También nos gustan los combinados, ¡sobre todo de whisky!"
A unos metros, Alex y Dennis, dos ciudadanos alemanes de origen ruso, apuran sus copas. "¡Nos gustan mucho las discotecas! Pero (miran al suelo) detestamos esta arena porque nos daña las plantas de los pies." Tienen 18 años y visitan Lloret por primera vez. "En Alemania todo el mundo conoce la Costa Brava. Nos hablaron muy bien de Lloret y nos está gustando mucho."
Hace ya unos años que a Xavier y Manolo les tocó la difícil papeleta de echar a los noctámbulos de la playa. ¿Cómo? Pues lanzándoles chorros de agua salada a presión. Repartidos por la playa hay 20 surtidores que expulsan el líquido disuasor a una presión de 10 kilogramos. "El trabajo requiere mucha paciencia porque los que van muy bebidos en ocasiones te insultan, te tiran cosas e incluso te agreden. Una vez intentaron robarnos el carro con el que recogemos la basura", explica Xavier.
Sin embargo, la presente temporada comenzó "un poco más tranquilita" para los encargados de la limpieza. "Se nota que los hoteles no están muy llenos, porque hay menos gente que viene a celebrar fiestas en la playa. Supongo que la cosa se animará a mediados de este mes", explica Xavier.
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