El desconocimiento general que tiene la sociedad de la verdadera naturaleza del VIH (Sida) hace darle a la persona infectada el estatus de intocable, de apestado, de transmisor de la enfermedad, casi por el solo hecho de hablar con él. Lo más dramático es que a los afectados se les niegan los derechos fundamentales contemplados en la Constitución que conlleva la vulneración de los derechos de las personas con VIH, con una verdadera discriminación social, sanitaria y laboral..
Hace falta recordar, hasta la saciedad a la sociedad, que el VIH no es transmitido por contacto casual como abrazar o tocar, ni por objetos cómo pueden ser los asientos de los W.C. o platos, ni por picaduras de mosquitos. La infección se transmite mediante el contacto sexual incluyendo el sexo anal, oral o vaginal, por transfusiones de sangre o por agujas infectadas (intercambio de jeringuillas entre drogodependientes) y en mujeres embarazadas al feto o al dar de mamar.
A una mujer con VIH le niegan, en la mayoría de los Hospitales, un tratamiento de reproducción asistida, Las leyes sobre esta cuestión señalan como uno de los requisitos que la mujer esté sana, y que el hombre no puede donar material reproductivo infectado. Sin embargo los constantes avances en Medicina han permitido que con tratamientos como el lavado de semen nazcan bebés sanos, pero esto no lo contemplan ni las leyes ni los hospitales.
Otro derecho vulnerado es el de la protección de datos, para conocer la evolución de la enfermedad existe un registro general en el que figuran nombres y apellidos.
En el derecho a la oportunidad de igualdades en la búsqueda de trabajo muchas empresas en el proceso final de selección hacen una analítica y después de esta a muchas personas las han rechazado a pesar de haber llegado a la última fase de la selección. La analítica va totalmente en contra del derecho a la integridad física, que impide toda ingerencia en el cuerpo humano sin consentimiento del sujeto (artículo 18 de la Constitución).
En una época en que los Gobiernos y la sociedad se va haciendo más sensible a la acción social y sobre todo a los colectivos dependientes y discapacitados, al del VIH se le deja de lado, y lo que es peor se le margina a conciencia. Los Gobiernos y la sociedad deben de hacer todo lo necesario para cambiar esta situación que les condena a una clara discriminación social, sanitaria y laboral.
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