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Gonzalo Robles apela a los padres para prevenir el alcoholismo de los jóvenes

Diario: Diario de Noticias

Fecha: 04/02/2002

Palabras clave: Alcoholismo, Jóvenes, Padres

Tema: Alcohol

Gonzalo Robles apela a los padres para prevenir el alcoholismo de los jóvenes
El delegado del plan sobre drogas avisa de futuros problemas si no se hace nada

EFE - Madrid

Cuanto más tarde regrese un joven de 14 años a casa el fin de semana más probabilidades hay de que se haya emborrachado, por eso los padres deben ponerles límites en sus horarios, una actitud que no supone convertirse en "policías de sus hijos, pero sí preocuparse de sus hábitos y estar alerta".

Así lo cree el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre las Drogas, Gonzalo Robles, que en una entrevista aseguró que en el problema de los jóvenes, el alcohol y la noche, el papel determinante está en manos de los padres, aunque reconoció que las demás instancias -escuela, administración y medios de comunicación- "deben hacer más".

"Si no se hace nada tendremos una generación con serios problemas de alcoholismo y de integración social y se acentuarán conflictos como la violencia doméstica, además de incrementarse una tensión con el resto de la sociedad, que ve que los comportamientos actuales no son razonables".

Los padres, dijo, no pueden pensar que sus hijos "están aislados en una burbuja, porque están en un contexto de una generación con unos hábitos determinados. Deben orientarles y ponerles límites, horarios y criterios, porque así será más difícil que se produzcan situaciones de riesgo".

También ha de cambiar la percepción de que las chicas, "sus hijas", no beben o beben menos, ya que lo hacen un punto por encima de los chicos, y si bien en los últimos seis años el consumo entre los varones ha descendido 2 puntos, entre ellas ha crecido 13.

Robles considera que los padres deben tener además "una conducta coherente. Hay una clara relación -explicó- entre lo que ven en casa y en sus hábitos y cuando los padres tienen consumos moderados de alcohol, no influyen negativamente en los hábitos de sus hijos, pero cuando beben excesivamente, desencadenan conductas similares en ellos".

"No se trata de una cruzada contra el alcohol, sino de una acción contra el abuso, y en esto es muy importante que las pautas que vean en los adultos sean las de un consumo moderado".

En España, lamentó, la percepción del riesgo de consumo de drogas es "ya de por sí muy baja" y si con las drogas ilegales oscila entre el 75 y el 90%, ese porcentaje baja a un 40% en el caso del alcohol.

El modelo español, indicó, es el "de una vez que me desmadro me desmadro por completo e integro todos los consumos", por eso el joven que bebe alcohol suele también fumar cannabis, "igual que el que toma pastillas antes ha pasado por el alcohol y los porros", aseguró.

El delegado cree que es también prioritario acotar el concepto de juventud y no "meter en el mismo bloque" a un chico de 14 años y a uno de 18, "porque el menor, que tiende a imitar roles y patrones, no tiene recursos para resistirse a la presión para que beba".

"Hay que separar los espacios y los horarios y hay que ser totalmente inflexible con el consumo en la calle: simplemente no puede permitirse, especialmente cuando se trata de menores", afirmó.

Pero la solución, dijo, no pasa por sancionarles, sino por medidas como hacer que los padres conozcan la situación de su hijo, y darle posibilidades al joven de que haga trabajos para la comunidad o programas de reeducación.

Todos estos asuntos serán el eje del congreso que el Gobierno ha organizado para los días 12, 13 y 14 de febrero en Madrid, que inaugurará la Reina con el título Jóvenes, Noche y Alcohol.

El objetivo del Congreso es lograr que "no nos pasemos la pelota unos a otros, sino que todos hagamos lo que podemos hacer. Lo peor que podría pasar es que los unos buscaran la responsabilidad en los otros", dijo Robles.

"Se trata de que debatamos el consumo en la calle y sus consecuencias negativas, como los comas etílicos, la violencia, el deterioro de la ciudad o los accidentes de circulación, pero también los horarios de los jóvenes y la venta de bebidas a menores".

"Las cosas no cambiarán de la noche a la mañana pero sí pueden instalarse dinámicas que se mantengan en el tiempo y que, de aquí a cinco años, cuando volvamos a hablar del tema, ya no estemos diciendo que la edad media de inicio es de 13,6 años sino de 16, y que en vez de ser un fenómeno que abarca al 58% de los jóvenes afecte al 30%", concluyó Robles.

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