14 de agosto de 2012.-
«Tú que sueles conducir un camión en tu trabajo, ¿qué distancia de seguridad sueles dejar con el vehículo de delante?», pregunta la profesora a uno de los alumnos. La respuesta: «Diez metros». Una distancia insuficiente que puede derivar en una infracción para el conductor. No se trata de una clase habitual en la autoescuela Bidebieta de Irun, sino de una de las destinadas a la recuperación de seis puntos del carné de conducir en un curso de doce horas. Este no es el único que se imparte en la autoescuela irunesa. Existen también clases para aquellos que han perdido todos los puntos del carné o para aquellos que han cometido un delito y una orden judicial les ha obligado a ir a la autoescuela.
En este tipo de cursos, el ambiente suele ser «tenso, porque suele ser gente que lleva varios meses sin conducir y están obligados a hacer los cursos», explica la profesora de la autoescuela Bidebieta, Nerea Bravo. La actitud de estos alumnos es «de no cambiar nada, rebaten todo lo que explicas», comenta la profesora. Una actitud que exige mucho esfuerzo a las profesoras pero que también les permite hacer las clases más dinámicas. «Uno de los temas sobre los que siempre te discuten es el de las drogas y el alcohol, porque ellos se creen que saben mucho», apunta. Para intentar abrir los ojos de estos alumnos intentan que reflexionen: «¿Te gustaría que un cirujano operara a un familiar tuyo después de haberse tomado unas cañas?». Es entonces cuando la actitud cambia.
El temario de estos tipos de cursos se centra en prevenir los peligros que han llevado a los infractores de nuevo a las aulas, como el exceso de velocidad, la no utilización de las medidas de seguridad y, sobre todo, el consumo del alcohol y las drogas en la conducción.
Iker empezó ayer las clases tras perder seis puntos del carné, según comenta, « por culpa de la Eurocopa». El pasado domingo «bebí unas cuantas cervezas con los amigos después del partido y cogí el coche pensando que estaba bien y di positivo en un control de alcoholemia», lamenta. Perdió seis puntos del carné y ahora acude a la autoescuela para recuperarlos.
Otro de los casos habituales es el de Ángela, que perdió seis puntos por conducir a 145 kilómetros por hora. «Tenía mucha prisa, pisé demasiado el acelerador y un radar lo detectó», recuerda. Ángela es la única chica de la clase, algo muy habitual. «La mayoría de la gente que viene suele ser hombres y casi todos de mediana edad», observa Bravo.
Uno de los objetivos de los cursos es que tras las explicaciones de los profesores los alumnos «hagan autoreflexión». Algo que en el segundo día de clase las profesoras de la autoescuela Bidebieta ya habían conseguido. «He comprobado el reposacabezas y lo tenía mal puesto», comentaba un alumno al inicio de la clase. Además, las profesoras hacen hincapié en las medidas de seguridad como el uso del cinturón o el casco. «Ayer estuve haciendo unas pruebas con la moto y no llevaba el casco, total no me iba a ver nadie», cuenta uno de los alumnos. Costumbres peligrosas que en las doce horas lectivas las profesoras intentan combatir.
Y al final de los cursos el resultado suele ser bueno: «Les cuesta, pero al final el 90 ó 95% de los alumnos acaban contento», concluye la profesora.
Fuente: Diario Vasco