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El adicto a las drogas, sin tratamiento

18 de septiembre de 2012.-

El adicto a las drogas, sin tratamiento

El temor a recaer es una batalla que Víctor aún no ha logrado ganar. Su pálido brazo derecho muestra la secuela de un intento fallido: dos manos juntas sosteniendo un rosario, tatuadas hace cinco años. “¿Ves estas dos manos? son las manos del perdón, me las tatué porque quería tener fuerzas para salir de esto”. Pero no salió.

Víctor conoció las drogas a los 14 años, atraído por lo que hacían sus amigos, integrantes de una pandilla en la ciudad. Hoy, este joven de 23 años realiza su último intento. Hace tres meses se internó en un centro especializado en tratar adicciones, en Guayaquil. Desde la penumbra de un salón sobriamente amoblado con sillas plásticas, dice sentirse bien, aunque teme que al salir pueda recaer. Fabricio Delgado, director técnico del Instituto de Neurociencias de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, dice que a pesar de todos los esfuerzos que se han hecho de prevención del consumo, la edad promedio del inicio del consumo se mantiene entre los 13 y 14 años. Por eso sostiene que hay que intensificar más la prevención en ese grupo más vulnerable. Este centro abrió en el 2010 una unidad de tratamiento de conductas adictivas. Según un estudio del Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep) en Guayaquil existen 68 centros de tratamiento de adicciones, pero solo 20 estarían legalmente reconocidos por el Ministerio de Salud Pública. El costo del tratamiento, en uno de estos centros privados, promedia los USD 1 500. El Consep reconoce un déficit de sitios especializados para tratar drogodependencias en Guayaquil, y es un reflejo del país. “Suponiendo que un centro de tratamiento óptimo debería atender a 70 personas, se necesitarían 137 centros para cubrir la demanda de tratamiento en la ciudad”, indica el Consep. Xavier fue víctima de uno de aquellos centros no autorizados. Él fue llevado por sus padres para que “le quitaran el vicio”, en un lugar regentado por un grupo religioso, en un sector de la vía a Durán. El joven de 17 años fue rescatado por funcionarios del Ministerio de Salud, tras el allanamiento del local luego de una denuncia, en noviembre pasado. “Desde que salí estoy tratando de mantenerme limpio, ya no ando con la gente que me facilitaba la droga”, dice el adolescente desde el otro lado de la línea telefónica. Víctor se inició probando alcohol a los 13 años, un año después incorporó la marihuana, y ya para los 15 años consumía regularmente cocaína. Una cicatriz apenas visible sobre su frente le recuerda aquella etapa de su vida. “Caí muy bajo. Empecé a robar para comprar la droga. Dormía bajo los puentes. Finalmente fui preso a la Penitenciaría”. La actual Ley de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas no establece las cantidades de porte de drogas para diferenciar entre un consumidor y un expendedor. En cambio, el proyecto de Código Integral Penal, que se debate en la Asamblea, no penaliza la tenencia o posesión de cualquier droga cuando sea para exclusivo consumo personal, pero siempre que no exceda las dosis fijadas. Marihuana o hachís hasta 10 gramos; pasta base de cocaína 2 gramos; clorhidrato de cocaína 1 gramo, heroína hasta 0,1 gramo, entre otras. Según el Consep, hasta el 2008 -año en que se elaboró el último censo nacional sobre uso de drogas en estudiantes-, los centros especializados en tratar adicciones solo cubrían al 15% de las personas drogodependientes. “Se estima que alrededor de 22 500 personas requerirían tratamiento por alcohol, marihuana, cocaína y pasta base”, añade. Otra encuesta entre estudiantes universitarios, como parte del Estudio epidemiológico andino sobre consumo de drogas sintéticas del 2009, determinó que en el país el 4,65% de los universitarios encuestados confesó haber consumido marihuana. La Policía, que mantiene campañas de prevención dirigidas a estudiantes, considera que el microtráfico apunta ahora más hacia la población adolescente. Wladimir León, jefe Antinarcóticos del Guayas, menciona que los alrededores de los colegios son frecuentados por los expendedores de drogas para atraer a jóvenes consumidores. Asegura que la venta al menudeo de marihuana está creciendo, considerando el mayor porcentaje de cargamentos de esta droga decomisados en el país. La cifras de la Dirección Nacional Antinarcóticos revelan que los decomisos de droga a microtraficantes (pequeños expendedores de droga) y de cargamentos que habrían estado destinados al microtráfico subieron desde el 2010. Ese año se decomisaron en todo el Ecuador 3,2 toneladas, y subió a 6 toneladas el 2011. En lo que va del 2012 ya son 9 toneladas”, señala León. Delgado advierte sobre las consecuencias de un inicio temprano del consumo de drogas, especialmente de aquellas denominadas fuertes. “La adicción más difícil de tratar es la de la pasta base de cocaína, es terriblemente adictiva, e implica un tratamiento más intensivo, más profundo”. Según el especialista, el tiempo promedio de tratamiento de un paciente con una conducta adictiva oscila –dependiendo del tipo de droga– entre tres y seis meses. “Muchos recaen al salir, pero eso no significa que no tengan posibilidades de rehabilitación”. Víctor habla arrastrando levemente las palabras, con frases entrecortadas, como si le costase concentrarse. “Defraudé a mis padres, pero ahora están nuevamente confiando en mí. Quiero salir limpio, y mantenerme así”. Niños vulnerables La Unidad de Conductas Adictivas del Instituto de Neurociencias de Guayaquil acoge actualmente a 60 pacientes adultos, entre hombres y mujeres. No dispone de atención para adolescentes. Según la última encuesta del Consep del 2008, el promedio de edad del primer uso de marihuana fue de 14,6 años; de cocaína 14,4 años; y de pasta base 14,3. De acuerdo con el Consep, la marihuana es la droga más fácil de conseguir entre los colegiales con 23%, seguida de cocaína 11,6%, y pasta base con 6,1%.

Fuente: elcomercio.com