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Artículos de prensa

Uno de cada cinco escolares españoles declara haber consumido cannabis al menos una vez

Diario: Acceso.com

Fecha: 08/11/2002

Palabras clave: Cannabis, Escolares, Consumo

Tema: Cannabis

Uno de cada cinco escolares españoles declara haber consumido cannabis al menos una vez
q España, después de Dinamarca y Reino Unido, está a la cabeza de los países de la Unión Europea en el consumo de esta droga.

q El uso de cannabis, alcohol y tabaco es el más extendido entre la población joven española y de la mayoría de los países occidentales.


El cannabis es la droga, tras el alcohol y el tabaco, más consumida en España y en el resto de países de la Unión Europea. Según los datos recogidos en el Informe de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), 45 millones de europeos declaran haber probado el cannabis al menos una vez (el 20% de la población entre 15 y 16 años), y de ellos uno de cada cinco adolescentes en edad escolar (entre 14 y 18 años) es español.

Uno de los capítulos del Informe SESPAS, presentado hoy en Madrid, aborda el consumo de las drogas ilegales en España así como las medidas asistenciales y terapéuticas puestas en marcha en nuestro país. Bajo el título de “Uso de drogas ilegales en España”, Isabel Ruiz Pérez, Carmen Aceijas Hernández y Mariano Hernán García, de la Escuela Andaluza de Salud Pública de Granada, analizan este consumo y su tratamiento y establecen los retos para mejorar la atención de la población drogodependiente.

Entre 1997 y 2000 el uso del cannabis en España durante tres días a la semana o más se ha reducido un 6%, sin embargo esta disminución se ha producido sólo entre los hombres, ya que las en las mujeres aumentó un 41%. De hecho, el consumo ocasional se ha incrementado de un 28,5% en 1998 a un 31,2% en 2000 y la edad de inicio no ha variado, según refleja el informe. Estos datos sitúan a España a la cabeza del consumo de cannabis en Europa seguida de Dinamarca y Reino Unido.

Otras sustancias cuyo consumo se está incrementando de manera importante en los últimos años entre los europeos son las drogas de síntesis, principalmente el éxtasis. Los datos extraídos de la información publicada por el Plan Nacional sobre Drogas apuntan a que el consumo de estos alucinógenos se ha estabilizado, siendo un 2,4% de la población el que declara haber consumido éxtasis alguna vez y el 15,6% dice tomarlo de forma habitual.

La utilización de esta sustancia se asocia a personas muy jóvenes (tiene un precio asequible), se consume esporádicamente y en patrones similares al alcohol (asociado a macrofiestas y casi siempre en fines de semana). Según el informe, “existe una escasa conciencia social sobre sus riesgos y una cierta tolerancia por parte de los adultos”.

El empleo de la heroína en España parece haberse estabilizado o incluso disminuido en su uso por vía inyectada, “quizá –apuntan los autores del trabajo– por su asociación como factor de riesgo del virus y la enfermedad del sida”. Desde 1996, cuando se alcanzó el nivel máximo de adictos en tratamiento (20.017 heroinómanos) se ha detectado un descenso hasta los 10.473 tratados en 1999. “Estas cifras contrastan con el aumento de las primeras admisiones de cocainómanos que se han cuadruplicado en el mismo periodo, de 1.892 a 6.126)”, dice el documento.

Los datos de la Encuesta Domiciliaria sobre Drogas demuestran que el 3,1% de los españoles entre 15 y 65 años ha consumido cocaína alguna vez situando los mayores niveles de consumo en varones entre 20 y 24, y 30 y 34 años. La edad media de inicio es más alta que la de otras drogas y sigue en aumento y su uso se asocia a las relaciones de grupo y sociales y al policonsumo. Los expertos apuntan que su consumo no se incrementará en los próximos años.

Programas de prevención

En España, hay una gran representación de programas preventivos de drogodependencias, la mitad de ellos en el entorno escolar, sin embargo, la mayoría evalúan los procesos desarrollados en las intervenciones pero ponen poco énfasis en los resultados obtenidos. Uno de los retos administrativos que se plantea desde el Informe SESPAS es la evaluación de esos programas, algunos de los cuales han demostrado ser eficaces. “Si los patrones de consumo en España están cambiando, sería deseable que las ofertas asistenciales se fueran adecuando a este nuevo escenario”, completan los autores del capítulo.

Además de las administraciones públicas, el movimiento asociativo en nuestro país está cobrando mucha importancia. Así de 9.470 pacientes atendidos en estos programas en 1992 se ha pasado a 72.236 en 1999. Los expertos justifican esta expansión de programas, principalmente de tratamiento con metadona, por la epidemia de sida. En junio de 2001 se diagnosticaron 61.028 casos de sida.

Un problema asistencial que presenta nuestro país es el desigual desarrollo de la red asistencial por comunidades autónomas. En este contexto, Andalucía (con 538 centros en los que atienden a 17.430 drogodependientes) y Cataluña (con 213 centros y 7.915 pacientes) se sitúan a la cabeza de las regiones con un mayor desarrollo de programas de metadona. Otras actuaciones como los planes de intercambio de jeringuillas o los repartos de material en las oficinas de farmacia son vitales, pero también tienen un reparto desigual por comunidades. “Sería deseable una oferta asistencial más homogénea y una mejor coordinación con los servicios externos”, se refleja en el Informe SESPAS.

Los autores del estudio concluyen explicando que la oferta terapéutica ha ido evolucionando en los últimos años y se abordan los problemas desde un punto de vista más multidimensional y humanista, aunque el consumo de nuevas sustancias y los diferentes patrones de empleo suponen nuevos retos que las redes públicas de drogodependencias deben asumir.

Además, la oferta terapéutica y de reinserción existente en España sigue siendo insuficiente en aspectos relacionados con la calidad de los servicios ofrecidos. De ahí que “una asignatura pendiente para los próximos años sea conseguir una mayor eficiencia por parte de los mismos incorporando estrategias que mejoren la calidad de vida de los enfermos”, concluyen los autores