Diario: Tribuna de Salamanca
Fecha: 18/11/2002
Palabras clave: Droga, Madres, Metidas, Familias
Tema: Drogas
Madres ‘metidas’ en la droga
La Asociación de Ayuda a Drogodependientes ‘Nueva Gente’ atiende a más de 500 personas y 36 familias
Los estragos causados por el consumo de la heroína han dado paso a los efectos aún desconocidos en toda su dimensión de la cocaína, éxtasis, sustancias de diseño e incluso tabaco y alcohol. Lo que no ha quedado atrás son las familias destrozadas que la droga deja a su paso y que siguen luchando por recuperar a sus hijos.
S. G. P.
Cuando la droga se introduce en el organismo de una persona pasa a infiltrase también en la familia, como un huésped destructor que se instala en el hogar y al que es casi imposible invitar a que se vaya. En la mayoría de las ocasiones, la droga se convierte en la pesadilla responsable de las miles de familias deshechas que desde hace varias décadas pueblan, y van en aumento, la geografía española, y por supuesto, la salmantina. Desde 1986 funciona en Salamanca la Asociación de Ayuda a Drogodependientes ‘Nueva Gente’, un proyecto sin ánimo de lucro, único en la provincia por la atención que presta a los familiares de quienes han sucumbido a la adicción, arrastrando su escala de valores y, entre ellos, a quienes le rodean. Sólo el pasado año ‘Nueva Gente’ atendió a más de 500 personas en sus programas de prevención, asistencia e inserción. Pero si por algo es ‘exclusiva’ la labor de la asociación es por el apoyo que presta a las madres de las víctimas de las drogas. «Es muy duro cuando un hijo te falta al respeto, se pone agresivo y llega a dar miedo; lo único que quieres es que se vaya de casa, pero dándole el dinero para que pueda comprar droga». Es la situación que atraviesan muchas madres en nuestro país, y que ha sufrido en sus propias carnes la presidenta de ‘Nueva Gente’, Pilar González. Aun así, estas valientes mujeres mantienen la esperanza de que sus hijos puedan abandonar las drogas e, incluso sin darles la espalda, deciden tomar una dura decisión: «Echarles de casa, que sigan adelante, pero que necesiten ayuda». No obstante, ellas deben continuar con sus vidas e intentar rehacerlas. Por ello, la asociación reclama la continuidad de las ayudas institucionales para poder seguir prestando su apoyo a las madres y padres –que acuden en menor medida–; si no, «este recurso se va a perder, y estas madres se van a quedar en la calle», asegura Gema Vidal, trabajadora social de la asociación, ubicada en la calle Toro. Para empezar, las familias asisten a 12 sesiones en las que reciben las habilidades sociales necesarias para tratar a sus hijos y ayudarse ellas mismas. El programa prosigue con un seguimiento y refuerzo, así como terapias psicológicas individuales.