Diario: La Vanguardia
Fecha: 20/01/2002
Palabras clave: Coca, Cultivo, Tráfico, Guerrilla, Colombia
Tema: Cocaína
Tanto las guerrillas izquierdistas como los paramilitares se financian con la droga
La coca alimenta el conflicto armado colombiano
Joaquim Ibarz
La relación de la guerrilla con el cultivo y tráfico de coca no es nueva. El primero en hacer esta denuncia fue el entonces embajador de EE.UU. en Colombia, Lewis Tambs, quien en 1984 calificó a las FARC de "narcoguerrilla" a raíz del descubrimiento de un sofisticado laboratorio en el Caquetá con 12.500 kilos de cocaína. Han pasado 18 años y el estigma contra las FARC ha ido creciendo, hasta el punto que las fuentes militares la tachan de "narcoguerrilla" o "narcobandoleros".
Según las FF.AA. colombianas, desde mediados de los 80 el grupo insurgente cobra un porcentaje a los cultivadores y procesadores de hoja y pasta básica de coca.
Desde el control de los ciclos de los cultivos de hoja de coca hasta su comercialización, el proceso está supervisado por las guerrillas izquierdistas (FARC y ELN) y los paramilitares de extrema derecha. Los campesinos están obligados a informar de las hectáreas cultivadas y las fechas de recolección. Varios jefes rebeldes lo han reconocido, incluso ante las cámaras de televisión.
Del mismo modo, Carlos Castaño, jefe de los paramilitares, no tiene ningún rubor en reconocer que sus mercenarios son pagados con el dinero que genera el cultivo y procesamiento de la hoja de coca.
De hecho, todos los analistas reconocen que el conflicto armado colombiano es alimentado por la cocaína. Muchos combates de los últimos años entre guerrilleros y paramilitares han sido provocados por la disputa de un territorio dedicado al cultivo de hoja de coca. Los ejemplos sobran, pero los más recientes son los duros enfrentamientos registrados en el Putumayo, el Catatumbo y sur de Bolívar. Sin la droga, es probable que el conflicto armado se hubiera resuelto hace años por falta de financiación.
El plan Colombia, que impulsa y financia EE.UU., busca cortar las fuentes de dinero de las FARC, en especial en la provincia del Putumayo, que tiene apenas 23.000 kilómetros cuadrados y en donde se cultiva el 60 por ciento de la coca del país y, por tanto, es el centro del narcotráfico más grande del mundo.
"Las FARC y los grupos paramilitares funcionan como los grandes carteles, como los carteles de Cali y Medellín que existían hace unos años en este país. Tienen el control de todo el proceso de exportación y de las rutas para sacar la droga hacia el exterior", ha denunciado la embajadora de EE.UU. en Bogotá, Anne Patterson. Según la diplomática, las agencias norteamericanas de inteligencia tienen pruebas de que las FARC funcionan como grandes carteles del narcotráfico. Cuando era zar antidrogas de EE.UU., Barry McCaffrey dijo que las FARC es "la organización criminal más grande de Colombia, que está involucrada no sólo en la producción sino en el tráfico de drogas". "Incluso la zona desmilitarizada del Caguán la utilizan para sembrar y comercializar la coca", dijo MacCaffrey.
Efectivamente, según las autoridades colombianas, la zona de despeje de 42.000 kilómetros cuadrados (más grande que Cataluña) que el Gobierno entregó en 1998 a las FARC para facilitar el diálogo de paz, registró en el año 2000 la mayor tasa de crecimiento de cultivos de coca en todo el país.
De acuerdo con la información facilitada por aviones espía y fotos de satélites, en el 2000 se cultivaron 7.900 hectáreas de coca en la zona neutral, un aumento del 32% en comparación con 1999. Los cálculos hechos para el 2001, elevarían los cultivos a 15.000 hectáreas.
Un soldado camina a través de un campo de coca durante una visita de periodistas y congresistas colombianos a la base militar de Tres Esquinas, al sur del país el pasado noviembre