Diario: La Vanguardia
Fecha: 18/04/2002
Palabras clave: Botellón, Jóvenes, Diversión
Tema: Alcohol
EN GENERAL, SE ACUSA a los jóvenes de vivir su tiempo libre de forma inconsciente y buscar una diversión fácil y engañosa
M.DOLORS SANTANDREU
METRÓPOLI
No todo es botellón
M. D. SANTANDREU, catedrática
Los jóvenes están siempre en el candelero y las cuestiones sobre educación, estudios, futuro y otras muchas que podríamos enumerar han hecho y hacen correr ríos de tinta. Últimamente, una de las preocupaciones más extendidas es la de cómo ocupa nuestra juventud su tiempo de ocio. Hace poco, asuntos como los preservativos en los institutos o la ley del botellón han saltado al primer plano de todos los medios de comunicación y han encendido vivas polémicas.
En general, se acusa a los jóvenes de vivir su tiempo libre de una manera inconsciente y de buscar una diversión fácil y engañosa. En Berga, hay sectores que así lo hacen, pero, de unos años a esta parte, ha nacido en la ciudad un nuevo modelo juvenil que se ha ido consolidando y va dando frutos.
El fenómeno se localiza en los llamados "casals", locales donde se reúne un buen número de jóvenes y que cuentan con su máxima afluencia los fines de semana, cuando regresan a la comarca los chicos y chicas que estudian o trabajan fuera.
Estos centros, que se diferencian unos de otros por ligeros matices ideológicos, además de servir de lugares de encuentro, organizan ciclos de conferencias, debates, conciertos y otros actos similares. Por ejemplo, la pasada edición de la Diada Nacionalista del Pi de les Tres Branques fue organizada en gran parte por uno de ellos, el Casal Panxo.
Así nacieron en la ciudad un buen número de colectivos juveniles que, uniendo esfuerzos, crearon una plataforma para dialogar con el Ayuntamiento y participar en los aspectos de la política municipal que les conciernen. Pero, como en el mundo de los mayores, la discordia también ha hecho mella en los jóvenes; la plataforma ya no es unitaria y, en consecuencia, ha perdido parte de su fuerza.
Ante este hecho, nuestros representantes municipales no deben caer en el error de potenciar y agrandar esta división. Su papel ha de ser conciliador. Ahora que nuestros jóvenes han demostrado su capacidad de organizarse y de sacar adelante sus iniciativas, en colaboración con la institución local, no se les debe arrinconar so pena de que vuelvan a actuar solos y se acabe este proceso de participación y colaboración, sin duda alguna positivo.