Diario: El País
Fecha: 23/05/2002
Palabras clave: Cocaína, Control Antidopaje, Giro
Tema: Dopping
Simoni y la cocaína del dentista
El ganador del Giro 2001 da positivo en un control antidopaje por sorpresa - La UCI evita el escándalo y, en contra de su reglamento, le deja terminar la carrera italiana
El Giro se ha convertido en una carrera de espantos, en una competición de absurdos: la noticia de hoy hace olvidar la de ayer y... así todos los días, todos los años. El ganador del Giro 98, Marco Pantani, fue expulsado del Giro 99 por un hecho ligado al dopaje; el ganador del Giro 2000, Stefano Garzelli, ha sido expulsado del Giro 2002 por las mismas causas, y la cadena sigue.
El siguiente eslabón debería ser Gilberto Simoni, el ganador del Giro 2001. Su equipo, el Saeco, anunció ayer que el corredor ha resultado no negativo por cocaína en un control sorpresa efectuado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) el 24 de abril pasado, víspera del comienzo del Giro del Trentino. Al escándalo inicial de la información no le siguió, sin embargo, la condena firme, sino la complicación: Simoni, que criticó duramente que Garzelli no abandonara el Giro nada más conocerse su positivo por Probenecid, decidió continuar en la carrera. La reacción de la Unión Ciclista Internacional (UCI) ha sido tan confusa que podría entenderse que Simoni puede acabar el Giro, incluso ganarlo, y que nada pasaría.
Simoni, un trentino de 30 años, dice que no es un cocainómano y que no se explica cómo pudieron aparecer en su orina los metabolitos de una sustancia que no sirve para mejorar el rendimiento. Bueno, sí que se lo explica. 'Me hicieron el control un austriaco y un australiano a las 22.30', explicó; 'aquel día yo había ido al dentista, que me tuvo dos horas en el sillón reconstruyéndome un diente, alargándome otro y ajustándome un tercero. Para ello me puso anestesia. Creo que ése puede ser el origen de la cocaína'. Simoni presentó un certificado de un odontólogo que afirma que el 24 de abril le intervino 'con anestesia local mediante carbocaína al 2% con adrenalina'. Ninguna de estas dos sustancias puede confundirse con la cocaína.
La cocaína es, aparte de un estimulante -epígrafe bajo el que aparece en la lista de sustancias prohibidas del reglamento antidopaje de la UCI-, un anestésico puro. Así que, en teoría, la defensa de Simoni puede ser buena. Pero hay un pequeño detalle: los dentistas no utilizan cocaína para anestesiar las bocas de sus pacientes. 'Y menos de forma inyectable como dice Simoni', explica un especialista español; 'a veces se puede usar cocaína en intervenciones nasales, para frenar hemorragias, diluida y de forma tópica. Pero en la boca se suele usar lidocaína y otros anestésicos locales. Y no hay preparados inyectables de cocaína'.
Contradicciones
Podría entenderse que, dado que la lidocaína y demás anestésicos están, en cierta manera, emparentados con la cocaína, algún metabolito de una podría confundirse en el análisis con el metabolito de otra. Pero tampoco. 'La cocaína es un anestésico, pero los dentistas no la usan', confirma Jordi Segura, director del laboratorio antidopaje de Barcelona, miembro de la comisión médica del Comité Olímpico Internacional y experto de la AMA. 'Y los metabolitos de los otros anestésicos no se convierten en metabolitos de la cocaína. Sería un argumento muy cogido por los pelos', advierte.
Los laboratorios antidopaje son expertos en la detección de cocaína, pero no por asuntos deportivos, sino laborales: muchas empresas obligan a sus empleados a pasar controles de drogas sociales. 'Como se mira tanto en otros ámbitos', añade Segura, 'se conoce toda su problemática. Y es la primera vez que oigo a alguien la disculpa del dentista'. En el laboratorio se somete la muestra de orina a una cromatografía de gases y el resultado se confirma con una espectrometría de masas. 'Es como una huella digital, único e inconfundible: no hay error posible', concluye.
Pese a todo, la UCI ha dado valor a la coartada de Simoni y, en vez de acelerar el proceso, lo ha ralentizado enviando el expediente a la federación italiana. Simoni tiene cinco días para solicitar el contraanálisis, una prueba que debería efectuarse en un plazo de 30 días más. Lo más normal, por tanto, es que se conozca el resultado después del Giro. Pero no es problema, dice la UCI en un comunicado: 'El producto en cuestión no tiene ninguna influencia en las prestaciones actuales de Simoni'. Una afirmación que puede funcionar como un salvoconducto definitivo para el ciclista trentino; una afirmación, también, que es una pura contradicción: si la cocaína hallada en un control sorpresa no tiene ninguna influencia en una competición, ¿por qué en el reglamento de la UCI figura la cocaína como una de las sustancias prohibidas expresamente en los controles de fuera de competición?