Según el estudio de consumo de sustancias psicoactivas del Plan Nacional de Drogas ESTUDES 2009, se constata que las drogas más consumidas por mujeres son el alcohol y los psicofármacos, siendo los segundos la única sustancia en la que las mujeres superan a los hombres en prevalencia de consumo. Se refleja que el 9,6% de las mujeres hacen uso de estas sustancias frente al 4,6% de los hombres.
Además en atención primaria se constatai que la prescripción de psicofármacos a mujeres es superior de la que reciben los varones. Por ello desde el Proyecto Malva nos parece necesario que se tenga en cuenta si esta diferencia en la administración de este tratamiento tiene que ver con la posible existencia de sesgos de género en la atención, debidos a los estereotipos de género activos en la sociedad que se ven reflejados en la atención sanitaria que reciben las mujeres. Consideramos que los roles de género y la identidad masculina y femenina, influye en el malestar de la mujer; que estos factores psicosociales determinantes en la formación de la identidad de género influyen en la forma de enfermar, así como en la forma de expresar estos malestares, haciéndolo desde lo emocional en el caso de las mujeres; y que también la interpretación y valoración diagnóstica, de la demanda de atención, está condicionada por si el o la paciente sea hombre o mujer.
El papel de la mujer en la sociedad está cambiando, y esta tendencia a la igualdad, hace que los roles anteriormente asumidos por las mujeres cambien y se vean modificados, pero a la vez tienen que transformarse y convivir en un sistema patriarcal que entra en conflicto constantemente con esta “nueva” identidad de género. Se pretende que la mujer se incorpore al medio laboral, pero a su vez esta incorporación se enfrenta todavía a muchas dificultades y obstáculos. Además las mujeres tienen que conciliar esta incorporación con la tradicional concepción de ser sustento de la familia, y con la exigencia que ella se impone y la sociedad impone en ser su rol principal a desempeñar. A medida que avanza en su ciclo vital, la “imposición” de ser competitiva y de además ser el sustento emocional de la familia supone una sobrecarga difícil de enfrentar.
Sin olvidarnos de aquellas mujeres más mayores, que se han limitado al trabajo en el ámbito de lo privado, y a la atención de su familia, y por ser una tarea no pública no se ven reconocidas, con la subsiguiente insatisfacción que conlleva esta falta de reconocimiento.También es necesario tener en cuenta, que en las mujeres víctimas de violencia puede existir una sobre utilización de psicofármacos, para poder soportar la situación de maltrato que están viviendo.
Todo esta sobrecarga, sin lugar a duda, termina expresándose en malestar, y quizás dolencias físicas. Hablamos, por lo tanto, de un tipo de malestar muchas veces relacionado con las Fundación Salud y Comunidad (FSC) Proyecto MALVA
consecuencias que tiene que vivir en nuestro sistema de género, que sobrecarga a las mujeres en una multitud de roles y funciones de forma insostenible.
Desde el Proyecto Malva planteamos la intervención no meramente desde los íntomas, sino también desde sus causas. Eso es una intervención que fomente el diagnóstico y el tratamiento desde una perspectiva de género, atendiendo a las necesidades específicas que tienen las mujeres por el hecho de serlo en nuestra sociedad. Aunque este nuevo enfoque va tomando fuerza poco a poco, las intervenciones al respecto son escasas y todavía encontramos muchas reticencias en un sistema sanitario muy tradicional. Es necesario que en la atención primaria se reflexione sobre la posibilidad de estar sobre – prescribiendo psicofármacos en la mujer, y valorar la necesidad de variar la estrategia de intervención.
Fuente: Proyecto Malva de la Fundación Salud y Comunidad. Proyecto subvencionado tanto por el Plan Nacional sobre Drogas, el Instituto de Adicciones del Ayuntamiento de Madrid, y el Plan Provincial de Drogodependencias de la Diputación de Alicante.