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ARTÍCULOS DE OPINIÓN

LOS MOTIVOS DE LA PROHIBICIÓN Y EL DOMINIO AMERICANO. Capitulo I

Joan Manuel Riera Casany
Voluntario social

Capitulo I


Todos sabemos que a guerra contra las drogas tiene como motivo aparente la  defensa de la Salud Pública, pero la realidad es muy otro fueron motivos economicos, raciales y de control de los países de America Latina.



  1. Raciales: Contratar negros, chicanos y chinos resultaba mas barato que  contratar americanos. Criminalizaron las drogas con el pretexto de que los negros consumían cocaína, los chicanos cannabis y los chinos opio, lo que provocaba desordenes sociales, robos, asesinatos y todo tipo de violencia, lo que en realidad no estaba sucediendo. Entonces asociaron el consumo de la droga en cuestión a la conducta de las minorías raciales que les daban miedo o que odiaban

  2. Económicos: El cannabis era un competidor peligroso para la fabricación de papel y para el nylon. Tres personajes tuvieron relevante importancia en la prohibición del  cannabis, Heart, DuPont y Anslinguer.

  3. Políticos y militares: El interés americano en controlar  la economía y la política de toda America Latina financiando la guerra contra las drogas e instando bases militares en toda America Latina.


MOTIVOS RACIALES


Una de las verdaderas razones de los Estados Unidos acontece porqué en los años de recesión la mano de obra inmigrada que hasta entonces les había ido muy bien porque la podían explotar y pagar mal, los molestaba ahora que la lista de parados iba incrementándose día a día, tras haberlos utilizado, les sobraban y la manera de arremeter contra ellos fue un de los motivos de la guerra contra las drogas, el opio contra el chinos, la cocaína contra los negros y el cannabis (marihuana) contra los chicanos y todos los de habla española. Los trabajadores chinos utilizaban el opio para inducir un estado como de trance que ayudaban a que las aburridas y repetitivas tareas que realizaban fuesen más interesantes. Además nubla la mente al cansancio y al dolor. Utilizando el opio, los chinos eran capaces de soportar las largas horas de trabajo en las tiendas de los inicios de la revolución industrial. Durante este periodo de tiempo, no había otra cosa que sus escasos salarios, y la única forma en la que un trabajador podía sobrevivir era produciendo tanto como humanamente fuese posible.


Ya que los chinos eran tan buenos trabajadores, tenían multitud de trabajos en el altamente competitivo lugar de trabajo industrial. Incluso antes de la gran depresión, cuando millones de empleos desaparecieron de la noche a la mañana, los americanos blancos empezaron a resentirse y los chinos se hicieron odiados entre la clase trabajadora blanca.  Los americanos blancos tenían gran ventaja política sobre los chinos, así que fue fácil poner en marcha un plan para obligar a los inmigrantes chinos a abandonar el país (o al menos evitar que continuaran invitando a todos sus familiares para ir y vivir en América). Este plan dependía en el fomento de los sentimientos racistas, y una de las cosas más fáciles en las que centrar esos sentimientos era en la extranjera y misteriosa práctica del consumo de opio. Podemos ver este modelo otra vez con la cocaína, excepto en que en este caso el objetivo eran los negros americanos. La cocaína no era especialmente útil en el lugar de trabajo, pero la estrategia en contra de los inmigrantes chinos había tenido tanto éxito que fue utilizada otra vez. En el caso de los negros los sentimientos racistas eran más profundos, y el principal objetivo de la campaña de propaganda era el control de la comunidad negra y evitar que los negros tuviesen éxito. Aparecieron artículos en los periódicos que culpaban a la cocaína de los crímenes violentos provocados por los negros. Los negros americanos fueron dibujados como salvajes, incontrolables bestias cuando se encontraban bajo la influencia de la cocaína -- se decía que para hacer a un sólo hombre negro tan fuerte como cuatro o cinco oficiales de policía. Basándose en los sentimientos racistas, un poderoso grupo de presión político que había prohibido el opio, lo hizo con la cocaína. Después del final de la guerra y el inicio de la inmigración de los mejicanos al sur de los Estados Unidos, había relativamente pocos problemas raciales. Había multitud de trabajos en la agricultura y en la industria, y los mejicanos estaban deseando trabajar a cambio de un bajo salario. Cuando la depresión golpeó y los trabajos empezaron a escasear, los mejicanos se convirtieron en una molestia pública. Los políticos, que querían complacer a la clase trabajadora blanca, decían que los mejicanos eran los responsables de una ola de crímenes violentos. Las estadísticas policiales no decían nada de eso, de hecho los mejicanos estaban implicados en menos crímenes que los blancos. La marihuana, por supuesto, tuvo la culpa de ese falso estallido de crimen y problemas sanitarios, así que en muchos de esos estados se hicieron leyes contra el uso del cannabis. (en los estados del norte, la marihuana también estaba asociada con los músicos negros de jazz).


Entonces asociaron el consumo de la droga en cuestión a la conducta de las minorías raciales que les daban miedo o que odiaban. Se explicaban historias terroríficas de violaciones y asesinatos motivados por el consumo de las drogas. Una virulenta campaña de continuos ataques relámpago por parte de medios amarillistas tuvo lugar entre los años veinte y los tardíos años treinta. Los periódicos de Hearst presentaron historias que acentuaban los presuntos horrores de marihuana. William Randolph Hearst, propietario de la mayor cadena de periódicos de EE.UU., poseía su propia agencia y radios. Su prensa estaba dedicada principalmente al sensacionalismo (prensa amarilla), además, por su ideología de corte ultraderechista dio cobertura a la propaganda nazi mediante los medios de comunicación que controlaba tras ser recibido por Adolf Hitler en 1934. También era propietario de la principal empresa maderera del país y latifundista en Chihuahua (México). Su odio racial hacia los mexicanos se acrecentó cuando dentro de la Revolución Mexicana encabezada por Emiliano Zapata, Pancho Villa le confiscó las tierras que poseía en Chihuahua para posteriormente repartirlas entre viudas, pobres, desempleados, etc. Esto, junto con otros hechos de origen racista y elitista en la ciudad de El Paso (Texas), provocó que desde los medios de comunicación de Hearst y los de El Paso se empezaran a difundir una serie de mentiras de corte sensacionalista como que fumar marihuana daba a los mexicanos una fuerza sobrehumana o les convertía en asesinos.


La amenaza de la marihuana produjo grandes titulares. Los lectores aprendieron que f1ue la causante desde accidentes de tránsito hasta la más desenfrenada inmoralidad. Titulares como Un narcótico violento. ...Los actos de violencia espantosa. ...Locura incurable. ...Bajo la influencia de la droga un hombre mató su familia entera con un hacha. ...Mucho más viciosa y mortal que drogas como la heroína y la cocaína es la terrible amenaza de la marihuana! Películas como la "Locura de porro" (1936), 'Marihuana: El asesino de juventud' (1935) y 'Marihuana: La hierba del diablo' (1936) fueron propaganda diseñada por estos industriales para crear a un enemigo. Su propósito fue de ganar apoyo público para que las duras leyes   pudieran ser aprobadas. El artículo del Village Voice "," malas hierbas "La Policía de Nueva York hacia fuera los negros y los latinos", afirma que en Nueva York "los negros y los latinos están desproporcionadamente arrestado por cargos menores de la marihuana." Los afroamericanos representaban el 52 % de las detenciones y el 26 % de la poblción.

Pero no era suficiente tener a la opinión pública de su lado para conseguir prohibir un cultivo tan beneficioso, Hearst necesitaba algún cómplice poderoso, y aquí entra en escena el segundo personaje: la empresa petroquímica Dupont, que ya entonces contaba con plantas de producción distribuidas por toda América.


Los intereses de las empresas de Hearst y las de Dupont coincidían plenamente. Dupont tenía contactos en las altas esferas de la política y las finanzas americanas, entre ellos Andrew Mellon, que era presidente del Mellon Bank, el principal proveedor de recursos financieros de Dupont. La sobrina de Mellon estaba casada con nuestro tercer personaje, Harry Anslinger, comisionado del Departamento Federal de Narcóticos, un individuo que ha pasado a la historia vinculado a varios asuntos turbios que no vienen al caso. Este fue el político ruidoso y tenaz que defendería los intereses de Hearst y Dupont, enarbolando la bandera de la moral, el patriotismo y las buenas costumbres. Dió en el Congreso encendidos discursos contra el cáñamo, pero nunca pudo presentar una prueba o un sólo estudio científico que apoyara su tesis. Repitió una y otra vez que era una droga terrible que provocaba agresividad y que debía ser prohibida. Cuando le presentaron informes médicos que decían que era imposible que tal planta provocara agresividad, sino justamente lo contrario, que aplacaba el ánimo, dijo entonces que era una planta antipatriótica, pues no permitiría tener buenos soldados.


Es la época en la que nace el jazz y en el sur la demanda de igualdad por parte de la minoría negra da lugar a unos años extremadamente tensos, Anslinger pone en una lista los nombres de los principales artistas que consumen marihuana, como Duke Ellington o Louis Armstrong a este último llegan incluso a detenerlo. Otras dos tácticas de miedo, empiezan a difundirse rumores: que los mexicanos, negros y otros extranjeros fueron atrapar los niños blancos con la marihuana, y la historia de los primeros relatos de Marco Polo le había hablado de "comedores de hachís", "asesinos". o Hashashin, de la que deriva el término "asesino". En las historias originales, estos asesinos profesionales se les dio grandes dosis de hachís y llevó al jardín de la regla (para darles una idea del paraíso que les esperaba al término de su misión). Entonces, después de que los efectos de la droga desaparecian, el asesino cumplirá los deseos de su jefe con lealtad fría, calculadora.


La burguesía blanca comienza a sentirse amenazada y encarga a H.J. Anslinger, creador de la Oficina de Narcóticos, que orqueste una campaña anticannábica. Esta campaña recibe un gran apoyo y mediático gracias al apoyo de la firma Du Pont, que en aquella época creaba el nylon y estaba deseosa de ver desaparecer la competencia de las fibras naturales. Además, mucha gente que se había hecho de oro con el negocio de la prohibición del alcohol (tanto los grupos de delincuentes como los elementos corruptos del sistema) buscaba nuevas prohibiciones para seguir ganando mucho dinero. Así, el trío Anslinger-Dupont-Hearst, con la ayuda inestimable de la mafia y congresistas corruptos a sueldo de ella, consiguió que en 1937 el cáñamo fuera prohibido en Estados Unidos. A partir de ahí se produjo un efecto dominó que haría que la planta acabara, tras miles de años de convivencia pacífica con el ser humano, prohibida en prácticamente todo el mundo: Si algún país quería tener buenas relaciones con Estados Unidos tenía que incluir tan extraña prohibición entre sus leyes, arruinando a miles de familias de agricultores y obligándose a producir o comprar productos más caros y contaminantes.


CAPITULO 2 – MOTIVOS ECONOMICOS

CAPITULO 3 – MOTIVOS POLITICO MILITARES